
El pulso del mundo late en Querétaro: crónica del Congreso de Comercio Exterior Mexicano

En el corazón del Querétaro Centro de Congresos, los acentos se mezclan, los saludos cruzan pasillos y las ideas viajan más rápido que los acuerdos. Es el 31° Congreso de Comercio Exterior Mexicano, y Querétaro —con su reputación de certeza y equilibrio— vuelve a ser punto de encuentro para quienes imaginan el futuro económico del país.
Mauricio Kuri González inaugura el evento con una convicción: Querétaro no quiere ser un estado más, sino un modelo de desarrollo. “Por algo llegan 126 personas todos los días a vivir aquí”, dice, no como cifra, sino como síntoma de algo más grande: la esperanza.
El gobernador reconoce que este liderazgo no nació de una sola administración, sino de generaciones que apostaron por el trabajo conjunto entre empresarios, universidades y gobierno. “Necesitamos certidumbre jurídica, innovación y empresas socialmente responsables”, afirma, en un tono que suena tanto a declaración de principios como a hoja de ruta.
En la misma mesa, Marco Antonio Del Prete habla del papel de las y los emprendedores que definen la relación de México con el mundo, y recuerda que Querétaro encabeza índices de transparencia y competitividad. Sergio Contreras, del COMCE, eleva la mirada hacia el mapa global: México es la décima potencia exportadora y el 72% de su economía depende del comercio exterior.
Pero es Valentín Díez Morodo quien le da al encuentro un tono más humano: “Querétaro combina industria, tecnología y talento, pero sobre todo, colaboración”. El público asiente. No es un elogio vacío; es una constatación.
Entre los pasillos, se repite una idea: el mundo está cambiando y México debe moverse con él. Altagracia Gómez Sierra lo resume con una frase que queda flotando en el aire: “Querétaro nos sigue invitando a soñar en grande”.
Y mientras los reflectores se apagan, queda la sensación de que este congreso no fue solo una reunión de cifras y discursos, sino una confirmación de que la innovación, cuando se convierte en cultura, puede ser la mejor carta de presentación de un estado ante el mundo.